Con el Congreso en cuenta regresiva y el Presupuesto 2026 a punto de quedar convertido en ley, Javier Milei decidió concentrar la conducción política puertas adentro. Este lunes por la noche convocó a su gabinete y a la mesa chica libertaria a un asado en la Quinta de Olivos que, lejos de ser un simple gesto de cierre de año, funcionará como una reunión ampliada, con bajada de línea incluida y definiciones concretas sobre el tramo final de la estrategia legislativa.
Bullrich negocia con aliados el Presupuesto 2026 para salvarle la Navidad a Milei
El encuentro se realizará tras el regreso del Presidente de Foz de Iguazú, Brasil, donde participó de la cumbre del Mercosur, y en la antesala de una semana clave en el Senado. Estarán sentados a la mesa la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; el ministro del Interior, Diego Santilli; el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem; la senadora Patricia Bullrich; y el asesor presidencial Santiago Caputo, entre otros funcionarios de primera línea. Todavía no está confirmado si los comensales deberán pagar su plato, como ocurrió el año pasado, cuando las consumiciones se facturaron con un posnet de la Casa Rosada.
La postal de 2024, cuando Milei también había reunido a su gabinete para despedir el año. Muchos rostros ya no están.En paralelo a la convocatoria nocturna en Olivos, el Gobierno mantenía este mediodía su ritmo político habitual en la Casa Rosada: Adorni encabezaba una nueva reunión de la mesa política del oficialismo sin la presencia del Presidente que recibía al Coro Polifónico Nacional Evangélico en el Salón Héroes de Malvinas.
Milei aprovechará la cena para ofrecer un discurso de fin de año con destinatarios claros: su propio gabinete. Según anticipan en su entorno, el Presidente hará un repaso de lo que considera los principales hitos de su gestión, con énfasis en la estabilización económica, la agenda de seguridad y el resultado electoral de octubre. Sin embargo, el mensaje central estará puesto en el orden interno y en la necesidad de alinear expectativas de cara a 2026. No será un discurso celebratorio, sino una intervención con énfasis en los tiempos políticos y en las prioridades que no están en discusión.
En la cúpula libertaria sostienen que el balance del año es positivo. Reconocen que la derrota de septiembre en la provincia de Buenos Aires abrió una etapa de incertidumbre política y económica, pero destacan que el triunfo nacional de octubre funcionó como un punto de inflexión. Para el oficialismo, ese resultado tranquilizó a los mercados, reordenó el sistema político y le permitió a Milei reconstruir vínculos con gobernadores aliados, especialmente con aquellos que lo acompañaron en la firma del Pacto de Mayo en Tucumán en 2024.
En 2024, Javier Milei recibió en la Quinta de Olivos a los gobernadores Raúl Jalil (Catamarca); Osvaldo Jaldo (Tucumán); Gustavo Sáenz (Salta y Hugo Passalacqua (Misiones).Ese nuevo clima habilitó también una reconfiguración del gabinete y de los canales de diálogo con el Congreso. Tras octubre, Milei desplazó a viejos interlocutores, renovó sillones estratégicos y dejó atrás cierta lógica de confrontación permanente que había marcado su primer tramo de gestión. En su lugar, intentó consolidar, todavía sin tanto éxito, un esquema de negociación más pragmático, con anclaje territorial y parlamentario, que hoy tiene a Santilli, Menem y Bullrich como piezas centrales.
La figura del ministro del Interior aparece, en ese esquema, como uno de los engranajes políticos clave del momento. Instalado de manera permanente en el Congreso, Santilli se convirtió en el principal articulador del oficialismo con gobernadores y legisladores, un rol que será validado esta noche en Olivos frente a todo el gabinete. Junto a Menem y Bullrich, es parte del trío que sostiene la ofensiva final para sancionar el Presupuesto —que el Presidente aseguró que no vetará— y administrar el delicado equilibrio del día después.
Patricia Bullrich y Diego Santilli en el búnker de La Libertad Avanza de octubre.La hoja de ruta que se ratificará en la cena es clara: “ley de leyes” primero, reformas después. En Balcarce 50 admiten que el traspié de la última sesión en Diputados —donde el oficialismo logró darle media sanción pero no consiguió avanzar sobre la emergencia en discapacidad ni el financiamiento universitario— obligó a recalcular tiempos y secuencias. La decisión fue ordenar el conflicto, cerrar el Presupuesto como piso político y recién entonces avanzar con el paquete de reformas estructurales que el Gobierno considera centrales para el inicio de 2026: la laboral, la fiscal y el nuevo Código Penal.
La estrategia contempla tratar el proyecto en el recinto del Senado el próximo viernes, un día después de Navidad. Con ese objetivo, La Libertad Avanza aceleró en los últimos días las conversaciones con senadores y gobernadores alineados con la Casa Rosada, en busca de blindar los votos y reducir el margen de imprevistos.
Pero más allá de la ingeniería legislativa, el asado en Olivos tendrá una carga simbólica evidente. La foto de unidad no apunta sólo al Congreso ni a los mercados, sino también hacia adentro del propio Gobierno, como un recordatorio de que el ciclo que se abre no será de transición: Milei dejará en claro que el 2026 no será un año para administrar lo hecho, sino para acelerar. El Presupuesto aparece como la herramienta que ordena ese movimiento y la cena como el punto de partida de una nueva etapa.
PL/MC
