Como todos los años, Cáritas Argentina lanzó su tradicional campaña de Navidad para acompañar a quienes viven situaciones de vulnerabilidad. El lema de este año es “Esta Navidad, seguimos organizando la esperanza”. Su presidente, monseñor Gustavo Carrara, puso el acento en que esta tarea presupone acompañar procesos, no reemplazarlos, ayudando a que cada persona se ponga de pie y sea protagonista de su vida y de su historia, pero también de su comunidad.
Organizar la esperanza es también contribuir a que aquel que se ha puesto de pie pueda dar su testimonio y aliento a otros para que todos se sientan invitados a participar, sin exclusiones. Y en esos procesos de transformación incluso los más frágiles podrán recuperar la esperanza reconociéndonos como integrantes de una familia más grande que los abraza a todos.
En ocasión de la Jornada Mundial de los Pobres, el 16 de noviembre pasado, al referirse a las causas estructurales de la pobreza, el papa León XIV señaló que mientras estas aguardan ser eliminadas “todos estamos llamados a crear nuevos signos de esperanza que testimonien la caridad cristiana”. No por nada el papa destacaba que los pobres ”no son una distracción para la Iglesia, sino los hermanos y hermanas más amados”.
El valioso accionar de Cáritas Argentina, que se derrama entre nuestros compatriotas sin distinciones, necesita del esfuerzo de todos. No basta con sus más de 40 mil voluntarios y 3500 equipos de trabajo a lo largo del país.
El programa de seguridad alimentaria llega a más de 2200 comedores y merenderos, con comidas y viandas para 500 mil personas en alianza con otras instituciones. Cáritas favorece también la inclusión educativa y el desarrollo de las personas para su transformación y atiende también a la primera infancia en comunidades vulnerables. Su programa de economía social y solidaria capacita y favorece los emprendimientos productivos, como así también promueve el acceso a la autoconstrucción asistida de viviendas. Se ocupa también de prevenir y asistir en el consumo problemático de sustancias. La lista de todo lo que realizan es tan larga como la de lo que necesitan.
De eso se trata el espíritu de la Navidad, de salir al encuentro para compartir la alegría de un nuevo comienzo. Alzar la mirada es la clave. Si solo podemos abrazar a los nuestros, quedarán muchos afuera. Y nos habremos perdido la alegría de reconocernos generosos y dispuestos a ayudar.
Si no podemos ser nosotros mismos vectores de transformación, extendamos la mano con nuestra ayuda para que otros lo sean.
Promover la dignidad y brindar oportunidades de inclusión social para quienes transitan graves situaciones de fragilidad es entender que nadie se salva solo. Sumémonos (https://caritas.org.ar/sumate) y que la esperanza renazca esta Navidad en muchos más hogares.
