Series y películas sobre paranoia y teorías conspirativas que no hay que dejar pasarSeries y películas sobre paranoia y teorías conspirativas que no hay que dejar pasar

¿En qué hay que creer? Series y películas sobre paranoia y teorías conspirativas que no hay que dejar pasar

2025/12/12 17:00

Que es más fácil creer en una teoría que coincida con nuestras certezas asumidas de antemano -no importa cuán descabellada suene-, antes que en una explicación objetiva que las contradiga, ya no es novedad. Las conspiraciones están de moda hace mucho tiempo, lo que sucede es que se actualizan con cada cambio tecnológico, con cada sacudón civilizatorio, con cada alteración de nuestra precaria forma de vida en eso que llamamos Planeta Tierra. Y hoy por hoy, luego de la reciente pandemia y la posterior paranoia encendida en los diversos países del mundo, se agregaron las nuevas formas de (des)información vía redes sociales, se magnificó el poder de las corporaciones por sobre los Estados-Nación, y sumó el surgimiento de líderes mesiánicos que aseguran tener todas las respuestas, incluso a lo imposible. Y visto como estamos, las soluciones mágicas son las más bienvenidas.

Bugonia nace de ese estado del mundo, aunque ese estado no sea demasiado novedoso. De hecho, la nueva película de Yorgos Lanthimos es una actualización de la surcoreana Save The Green Planet! (2003), aquella en la que la amenaza de una invasión extraterrestre que podía destruir la Tierra estaba cifrada en otro contexto, el del Nuevo Milenio, la propagación de Internet y los cientos de interrogantes sobre el futuro. Entonces, como ahora, la convivencia humana se había tornado cada vez más frágil en un escenario de tensiones que iban desde las tardías consecuencias de la extinta Guerra Fría hasta las nuevas y extendidas migraciones debido a las guerras internas y transnacionales. Ese era el mundo de Byeong-Gu, el alucinado protagonista de la película de Jang Joon-hwan, convencido de que un empresario farmacéutico era en realidad el enviado de una galaxia hostil para fagocitar nuestros recursos naturales; y es también el mundo para Teddy (Jesse Plemmons) y Don (Aidan Delbis), habitantes de la Georgia rural cuya familia ha desaparecido dejándolos a la deriva. ¿Qué puede haber sucedido? Como ocurre con las abejas cuando las obreras abandonan a la reina en el panal, la colonia parece estar colapsando y la única salida posible es refundar la comunidad.

Bugonia (Universal Pictures).

Por ello Teddy tiene un plan: ha puesto en marcha una concienzuda investigación que le ha permitido descubrir que la CEO de una compañía farmacéutica de la región es en realidad una enviada del planeta Andrómeda, dispuesta a someter a los terrestres a su dominio y voluntad. Ni los impulsos sexuales ni las tentaciones mundanas pueden apartarlo de su exigente concentración; Donny, algo desorientado y reticente al principio, será su principal aliado para conducir la cruzada contra quienes no han tenido piedad con ellos. Por su parte, Michelle Fuller (Emma Stone) representa el prototipo de la ejecutiva del presente: atlética y juvenil, vestida con elegancia y seguida por un séquito de súbditos. Una mujer empoderada, exigente y entrenada, con un discurso virtuoso que esconde el dominio en las libres decisiones de sus explotados. Así es como Lanthimos desliza sus ideas: en los saludos de Michelle, que ofrecen a los empleados la salida temprano, siempre y cuando no queden obligaciones pendientes o trabajos por realizar, se cifra la “sutil” práctica de la expoliación.

Bugonia (Universal Pictures).

Como era de esperarse, Michelle se convierte en el blanco de un delirante secuestro y en el puntapié perfecto para una galáctica negociación. La idea de Lanthimos es clara: los que hoy sufren, mañana serían capaces de someter al mismo tormento a sus explotadores si solo consiguieran una pequeña cuota de poder. No hay buenos y malos, solo humanos que persiguen su provecho e intentan vivir de la mejor manera posible, cueste lo que cueste. Y la idea de la paranoia es la mejor vestidura para una conciencia sobre los propios actos que cada vez se torna más esquiva. Con la coartada de una sátira negrísima y despiadada, y cierto aire de superioridad moral, el director griego está dispuesto a demostrar que hay locos por todos lados y que quizás ese ha sido el estado normal de la humanidad desde el inicio de los tiempos.

Bugonia (Universal Pictures).

Pero Bugonia no es la primera ficción que plantea este interrogante, ni la primera que confronta nuestros miedos en clave de ciencia ficción con una realidad alienada o incomprensible. Ni tampoco es la primera que plantea una imposible conciliación entre realidades inconexas. ¿Cómo unir el discurso corporativo y negociador de Michelle con el reclamo de sus captores de que se reconozca como extraterrestre? ¿Cómo puede comprender una mujer que tiene poder y control sobre su entorno el desamparo de dos huérfanos cuya comunidad, como la de las abejas, se ha evaporado? Más allá de los guiños al terraplanismo y a la fobia antivacunas, pincelados con explosiones gore y un tono despiadadamente divertido, lo que conduce a la demoledora visión de Yorgos Lanthimos es la convicción de que no hay encuentro posible entre esos dos lenguajes, esos dos caminos, esos dos sentires en inminente colisión. Solo resta esperar los restos de una carnicería en la que siempre se puede sorprender a nuestra más atrevida imaginación.

En esa línea es posible pensar a un linaje de series y películas que han intentado pensar miedos y ansiedades de cada época, en función de las teorías conspirativas que se desarrollaron para canalizar esa frustración. Creer que cambiar el mundo por uno mejor es imposible porque unos extraterrestres lo dominan, quizás sea más digerible que saber que la verdadera falla está en nuestra propia incapacidad para lograrlo. Por ello la gratificación de tener razón puede ser el último triunfo previo a la explosión.

1. Eddington (2025)

Joaquin Phoenix en Eddington (2025), de Ari Aster.

La primera película del 2025 que abordó el clima de tensión en Estados Unidos apenas asumió Donald Trump su segunda presidencia fue Eddington, extraño western conspiranoíco que le valió al niño mimado del terror, Ari Aster, entrar en la competencia oficial del Festival de Cannes. Después de sorprender con El legado del diablo (2018) y desconcertar con Midsommar (2019), en clave de folk horror, Aster comenzó a explorar otros géneros, pero con la misma vocación transgresora.

Primero la suerte de Beau como parábola de la vida humana en un infierno de creación y castigo en Beau tiene miedo (2023), y ahora la de Joe Cross -ambos interpretados por Joaquin Phoenix-, el sheriff de un pueblo de Nuevo México durante la explosión de la pandemia que sacudió al mundo unos años atrás. Más allá del tono elegido por Aster para hacer su llamado de atención sobre las consecuencias de aquel suceso, lo que importa en Eddington es la fractura de una pequeña comunidad en bandos opuestos, radicalizados, y dispuestos a una colisión sin remedio. Las teorías que seducen ante el caos de una plaga pueden ser las más absurdas, pero siempre son bienvenidas si permiten salirse -aunque sea un rato- de una realidad que resulta mucho peor.

Eddington, de Ari Aster, está disponible en Apple TV, Movistar TV y Claro TV

2. Severance (2022)

El mundo corporativo como espejismo en Severance (2022).

Una de las series más interesantes de los últimos años sitúa el clima paranoico en uno de los terrenos en disputa hoy en día: el mundo laboral. La historia se concentra en la vida de Mark (Adam Scott), cuya realidad ha sido escindida en dos, la laboral y la íntima, desconociendo cada memoria la existencia de la otra. Esa idea es la que preside el relato: la “separación”. Y también la que define la puesta en escena de Ben Stiller, quien ha dirigido la mayoría de los episodios de la serie (que ya lleva dos temporadas y espera la tercera), y ha explorado en esa disgregación la verdadera condición del capitalismo contemporáneo.

La idea de la paranoia asoma cuando varios indicios sugieren a Mark la existencia de su otro yo, aquel doble inadvertido que parece conjugar saberes que a él se le escapan. ¿O no? ¿Cuál es el verdadero yo y cuál el falso, si es que existe? En ese secretismo y confusión discurre la vida corporativa de los empleados de Lumon Industries, cuyo verdadero motivo se afirma en las secretas operaciones que se realizan puertas adentro de la compañía.

Severance, creada por Dan Erikson, está disponible en Apple TV.

3. El sonido de la muerte (1981)

El sonido de la muerte (1981), de Brian De Palma

La moda de los thrillers de la paranoia en los años 70 tuvo varios hitos: La conversación, de Francis Ford Coppola, y Asesinos S.A., de Alan J. Pakula, ambas de 1974, luego Los tres días del cóndor (1975), de Sidney Pollack, y Todos los hombres del presidente (1976), también de Pakula, como corolario y reflejo explícito de un estado que ya se había esparcido por la sociedad. Las razones de entonces eran varias: los escándalos de los papeles del Pentágono y Vietnam primero, luego el Watergate y la renuncia de Richard Nixon a la presidencia, y por último, un clima de creciente desencanto y violencia que cambiaba los aires del flower power de los 60.

En 1981, Brian De Palma reescribió la influencia de la pionera Blow Up de Antonioni, sita aquella en el clima del ‘Swinging London’ y la nueva Inglaterra, pero esta vez en un mundo distinto, donde los asesinatos políticos y la desconfianza en las instituciones escalaba. Un especialista en sonido del cine clase B descubre por casualidad que ha grabado un crimen bajo la apariencia de un desafortunado accidente, y su pesquisa por la verdad se enrarece hasta descubrirse preso de un sicario desquiciado y una conspiración gubernamental que no tiene límites. Inspirada en el ‘Incidente de Chappaquiddick’, que involucró a Ted Kennedy y a la fallecida Mary Jo Kopechne, fue una de las grandes películas infravaloradas de De Palma y una de las mejores actuaciones de John Travolta, años antes de su resurrección en Tiempos violentos de Tarantino.

El sonido de la muerte, de Brian de Palma, está disponible en Mubi y Movistar Play.

4. Paradise (2025)

En Paradise (2025), el custodio del presidente es la pieza clave de una conspiración.

Xavier Collins (Sterling K. Brown) es un agente secreto designado como custodia del presidente de la Nación. Además, es un hombre viudo a cargo de dos hijos adolescentes para los que cultiva una vida tranquila y protegida en una casita de los suburbios. También es un hombre negro a cargo de la seguridad de un presidente blanco, éste último oriundo del Sur pero con ideas que sugieren una convivencia pacífica entre lo que podrían ser proveniencias opuestas. Lo cierto es que gran parte de esos idilios -el de la vida política pacífica, la vida familiar armónica, y las tensiones raciales acalladas- culminan con el asesinato del mandatario y la extraña reacción de Collins a cargo del descubrimiento: sellar la habitación, preparar los pasos a seguir, cavilar el plan que vendrá.

La esencia de Paradise es la ambigüedad de ese paraíso en el que creemos vivir, y con ello el hallazgo de la duda sobre los verdaderos contornos de esa realidad en la que nos apoyamos. Para ello cruza el thriller político y el universo del fantástico, pero sostenido por notables actuaciones y una trama que encuentra solvencia aún en sus más complejos vericuetos.

Paradise, creada por Dan Fogelman, está disponible en Disney+.

5. Mentiras que matan (1997)

Mentiras que matan

En los años 90 la historia imaginada por Larry Beinhart en su libro Wag The Dog, y adaptada al cine por David Mamet, pareció anticiparse a lo que finalmente ocurriría en la realidad. Dirigida por el ya veterano Barry Levinson -artífice de la localista trilogía de Baltimore que lo había confirmado como uno de los artesanos de los 80- y protagonizada por Robert De Niro y Dustin Hoffman, Mentiras que matan revela cómo los consejeros del presidente fabrican una improbable guerra en Albania para encubrir el acoso del mandatario a una menor que parece sacudir la inminente campaña por la reelección. Meses después, Bill Clinton mandaba a bombardear objetivos en Medio Oriente justo cuando Mónica Lewinsky declaraba sobre el escándalo que los había tenido como protagonistas en la Casa Blanca. ¿Era la realidad la que imitaba a la ficción? Ese juego de apariencias y conspiraciones para desviar la atención del público es el que define el espíritu de la sátira de Levinson, convirtiendo a un asesor presidencial y a un productor de Hollywood en los creadores de una cortina de humo perfecta.

Mentiras que matan, de Barry Levinson, se encuentra disponible en Apple TV.

Después de convertirse en una de las voces singulares del cine contemporáneo, asimilado al circuito de festivales de la mano de estrellas como Emma Stone -ahora también productora-, y mimado por un amplio sector del espectro crítico, Yorgos Lanthimos se une a una frondosa tradición de artistas que han explorado la dimensión fantástica para tensar el velo que parece cubrir nuestra realidad, y que han descubierto en el espiral de la más absurda paranoia, un prisma perfecto para desarmar un presente imperfecto.

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