Las protestas de agricultores y ganaderos franceses continúan este domingo, aunque mucho más puntuales, en el suroeste del país, que es el epicentro de la epidemia de dermatosis nodular que ha renovado el descontento del campo, unida a la oposición al acuerdo con el Mercosur.
El principal punto de dificultad es la autovía A64, que conecta Toulouse y Bayona y que permanece cerrada en el tramo entre Montréjeau y Briscous, al igual que el sábado, según informó Vinci Autoroutes.
La mejora de la situación de cara a este fin de semana, que es de mucha actividad en las carreteras por ser el último antes de las fiestas, responde a la llamada del Gobierno el viernes pasado a hacer una “tregua de Navidad”.
Aunque no todos los sindicatos se mostraron igual de dispuestos a instar a los agricultores a respetar esa petición, la situación experimentó una mejora significativa ya este sábado.
Se registraron, no obstante, algo más de medio centenar de acciones de protesta en todo el país, según fuentes del ministerio del Interior.
El viernes, el primer ministro, Sébastien Lecornu, recibió a los sindicatos agrarios en el Palacio de Matignon y a última hora de la jornada les transmitió un mensaje con nuevos compromisos (como el de elevar el fondo de ayudas para los ganaderos impactados por la epidemia de 10 a 11 millones de euros) y les invitó a nuevas reuniones a comienzos de enero.
La principal agrupación gremial, la Federación Nacional de Sindicatos de Agricultores (FNSEA), recibió el mensaje con tibieza y señaló que, si para el horizonte de esas nuevas reuniones no tienen una lista de compromisos concreta de parte del Gobierno, retomarán las protestas.
Y es que, más allá de la respuesta a la crisis de la dermatosis nuclear contagiosa y del descontento por los sacrificios de ganado impuestos para paliarla, la FNSEA recordó que demandan “un rumbo claro para la agricultura francesa y europea” y “decisiones coherentes con la soberanía alimentaria”.
“Los agricultores están al límite y no pueden esperar más. Si queremos producir y vivir de nuestro oficio, es ahora cuando hay que actuar, dando respuestas inmediatas a nuestras reivindicaciones”, recalcó el sindicato el sábado en un comunicado.
Francia se ha convertido en el principal foco de oposición. La razón central es la protección de su sector agrícola, uno de los más poderosos e influyentes del país. Ganaderos y agricultores franceses temen que la apertura del mercado europeo a productos latinoamericanos, como la carne de vacuno, azúcar, soja o etanol, suponga una competencia directa basada en menores costes y estándares ambientales menos exigentes. Este temor se traduce en una fuerte presión social y política, con movilizaciones recurrentes del campo que convierten cualquier concesión comercial en un asunto de alto riesgo electoral para el Gobierno.
A esta dimensión se suma el argumento ambiental. París insiste en que el acuerdo no ofrece garantías suficientes frente a la deforestación del Amazonas ni asegura el cumplimiento de los compromisos climáticos internacionales. Aunque estas preocupaciones son compartidas por otros países europeos, en el caso francés refuerzan una posición tradicionalmente proteccionista en materia agrícola y reflejan el malestar del campo por la imposición de exigencias en materia ambiental que sus contrapartes fuera de Europa no siempre están obligados a cumplir.
(con información de EFE)



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